30 marzo 2009

¡SAN QUEREMOS¡ Maria José (4ª entrega)



Los domingos, el cortijo tenía lleno total, sobre todo en verano: era temporada alta. Los más zagalones hacíamos reserva para un par de meses.
Tres familias se reunían a pasar buenos ratos, alrededor de una buena mesa, donde no faltaban, ni risas ni múltiples historias y si no “San Queremos”.
Algún que otro verano nos visitaban nuestros primos de Barcelona. Los que de alguna manera, siempre estuvieron presentes con nosotros. Ir al haza de los olivos, que ya no tenía presencia alguna de estos árboles, era visita obligada, pues tenía melocotones que los niños vigilábamos de los bañista para que nos los recogieran con anticipación. A veces hasta nosotros, si no estudiábamos el terreno, quedábamos atrapados en el barro, porque estaba recién regado.
Nos gustaba encaramarnos en los cerezos y comer hasta hartarnos. Como siempre las mejores eran las más altas o las picoteadas por los pájaros.
Sus pimientos, que fritos en buen aceite y bien acompañados por el pan de la Peza y un huevo frito era lo que nos gustaba comer por las mañanas.
María José B.R.

RECTIFICADO DE LA 1ª ENTREGA


Mis queridos cortijeros, he de aclarar un asuntillo que ha sido provocado por mi estado de despiste cuasi permanente. En la 2ª entrega de Maria José, empieza haciendo referencia a una foto de los años 70, en concreto de marzo, y a mi no se me ocurre otra cosa que subir la de el tito Paito con las "tres Marías" en el río, meticos en el agua, ¡¡en pleno marzo!!. Pero, como es de sabios rectificar, ahí os dejo la que tendría que haber puesto. Es la primera remesa de primos, después llegó otra de la daremos noticias pronto.

28 marzo 2009

¡ A POR AGUA ¡ María José (3ª Entrega)







Después de bajar aquella cuesta de Matriqueria, donde se quedaban los coches aparcados, y cargados con los bolsos de rafia a rallas, llenos de comida y como ¡no había agua!, nada más llegar y colocar las cosas en la alacenilla y las despensas que había a ambos lados de la chimenea, lo primero que se hacía era: ¡ir a por agua! Con aquellos cántaros que tanto pesaban aun estando vacíos. La tita Carmela, era la directora de esta operación, siempre acompañada de mi madre.Cargados con los cántaros y ataviados con unos “modelos” que casi siempre estaban más que usados y rabicortos para acabar de gastarlos trotando y recorriendo cerros, balates, alamedas…

MARÍA JOSÉ B.R.

P.D.
En la fotografía a color, en la que vemos al Juan y a la Mari de la tita Carmela, además de la pierna de Rafilla -si mi memoria no me falla- podemos comprobar como esa misma costumbre continuaba años más tarde, el cántaro, tengo que decir, que no es el mismo, aunque sí tendría la misma edad. Todavía lo conservamos, porque no está mal ser agradecidos con quien te dió de beber. ¿Alguien se acuerda de ese día?

MAS RECUERDOS


MAS RECUERDOS DE MARÍA JOSE
(2ª ENTREGA)




He buscado en el álbum y he encontrado esta fotografía, allá por los 70, exactamente el 22 de marzo ¡A mi madre siempre le gustó ponerles la fecha, estoy acompañada de aquellos que están en los primeros recuerdos de mi infancia. Mis primos (el lugar, seguro que más de cuatro ya lo habéis conocido). Bien acompañada de los que fueron compañeros de juegos. Por ser la más pequeña me mimaron, aunque de mayor, estoy segura, de que alguna vez molesté por aquello de la diferencia de edad.
Nos gusta reunirnos con la menor excusa y charlar y recordar nuestros ratos en el río. Eso sí, menos de lo que quisiéramos.
Zarandeando los recuerdos, como no, los del cortijo en el río Fardes. Deseando que llegara el fin de semana para llegar sin horario. Fuimos niños felices.
Recuerdo aquel olor a frío en el invierno, mezclado con el de la humedad de las hojas secas de los álamos del haza de la Trinidad, que a veces apilábamos en la placeta para jugar a las luchas ¡siempre había alguno que salía cabreado!
Placeta que escrupulosamente bañaban nuestras madres y que con alegría regaban, caldero en mano, lleno de agua de la acequia de arriba.


MARIA JOSÉ B.R.

21 marzo 2009

EL CORTIJO

Comprendo que aburra un blog donde encontramos durante más de seis meses los mismos panes. Puedo prometer y prometo que a partir de ahora se harán con perodicidad, dependiendo del tiempo que me dejen mis niños. Y estoy segura que unas cuantas entregas se harán seguidas, porque María José acaba de darme unos folios que voy a ir colgando por entregas. Así que estad atentas/os.
María José, "La Chica" o como le gusta decirle a mi padre "Perejila", no es nacía pero sí criá en el cortijo, podríamos denominarla "cortijera pura", de las del rio, y como no necesita más presentaciones, a parte de que es la mujer del niño de Nono, ahí van sus recuerdos:


EL CORTIJO

Conocer la historia de una casa es como resolver un pequeño misterio. El cortijo, pienso en él y entiendo el maravilloso efecto de la convivencia. En él descubrimos ilusiones y deseos. Desvelamos decisiones, un espacio que reflejaba la personalidad de quien lo habitaba.
Lugar que sin duda nos inspiraba y tomaba protagonismo por su espacio y su comodidad.
Ir al cortijo nos llenaba de ilusión. ¡Qué puedo deciros! Tuve el privilegio de compartir uno de los mejores lugares.
Era nuestro “rincón” favorito, donde podíamos sentirnos bien y disfrutar. Pensado para cuidarse y relajarse. Hubiera sido todo un disgusto no haber podido andar por sus caminos y enzarzarnos en una lista inacabable de juegos.
Un lugar de sugerentes rincones. Un compendio de lugares con los que aún sigo soñando.
Me gustaban las mañanas de invierno, a medida que el sol deshacía el rocío de las hojas íbamos enfocando el día.
El cortijo era un lugar de inspiración que a todos nos conmueve cuando lo nombramos.
Seguro que en más de una ocasión te has sentido así.
Me hace rebosar un sinfín de emociones, era nuestro refugio íntimo y adorable.

MARIA JOSE B.R.