12 enero 2008

¡Sed Felices!¡ El 2008 y por lo menos cien años más…

Este año para no presumir de original he elegido el siguiente mensaje de Navidad, para todos aquellos que visiten desde todos los rincones :

¡Sed Felices!¡ El 2008 y por lo menos cien años más…

Felicidad: f. Estado placentero del ánimo; goce completo . Satisfacción, contento. Suerte feliz

Felicidad: (Del lat. Felicitás,-atis) f. Estado del ánimo que se complace en la posesión de un bien . 2. Satisfacción, gusto, contento. 3. Suerte feliz.



En estas fechas la cuadra ya estaba llena de leña, los techos eran un espectáculo de colores y olores, llenos de puntillas de muchos tamaños, porque cada cosa tenía su sitio: los racimos de uvas, los manojos de tomates y de cakis, los melones, las serbas, los membrillos, el maíz rosetero … y había que dejar sitio para las varas de los chorizos, longanizas, y demás cosas de la matanza. Desde finales de septiembre mi padre con su mulo –que murió de viejo- traía, sin prisa, desde el cortijo, cada día una carga: hoy de cebollas, mañana de calabazas … y leña, muchas cargas de leña…
Para la Inmaculada ya se había hecho el trato con el mataor: siempre nos mató el tío José, y cuando se fue de La Peza, “El Sordo” (el primo José, me acuerdo de él tan bien), con su cestillo de esparto, donde es posible que todavía duerman, las herramientas de la matanza: las cucharas de perlar, los cuchillos, las maquinillas de afeitar, la lima y el gancho. Pasados los años el heredó el puesto Rafa, primoroso en este oficio.

Mi madre, días antes preparaba los avíos, eso se compraba en la tienda de la prima María, en la Cruz del Conde. Quitaba el polvo a las canastas que con paciencia esperaban todo el año para lucirse durante esta semana, fregaba la vieja artesa, hermosa, hecha de una pieza, gastada de tantos amasijos de pan que hicieron en el cortijo. También la caldera con su tizne de no se cuantos años, y la calderilla. Las ristras de pimientos, bien limpios, ya a buen recaudo, esperando a ser tostados para las morcillas.

Llegado el día, todavía con sabor a nochebuenos, en la bandeja de lata, con la Alhambra al fondo, preparados el Soberano y el Anís del Mono que iban empujando al frío del cuerpo. Los primeros en levantarse eran ellos y el Tío Cordón: leña al fuego y a llenar la caldera, preparar la mesa, que se ponga el agua. Por el callejón asoma el mataor…